5/30/2006

tajadas de tarde


muerde tajadas de fruta, tajadas de tarde:
va devorando el sol del ocaso
d
dd
texto y fotografía: d. w. hidalgo

5/24/2006

papalotes

qué fácil, cómo se sostenía ese rombo rojo, esa sombra que flotaba en un azul como de mantel, pasando tan cerca del sol que de seguro iba a quemarse. pero no se quemaba, seguía yendo y viniendo, subiendo y bajando, luciendo tan frágil. se parecía más bien a un ave llamada papalote, que a esa cosa de papel, tan flaca y tan endeble y roja, que de un momento a otro iba a venirse abajo, y nada. pero esa era su maravilla, y de verdad que era maravilloso ese rojo rombo de colibríes, y nosotros tan abajo, como si el cielo fuera un lugar para caerse y el rombo colgara de su hilo y el hilo de mi mano. aquí era un poco más seguro, pero había siempre el horror de que las cosas se voltearan y quedara yo colgando del rombo, oscilando sobre inmensos azules o verdes. ojalá que apareciera tere para verlo. papalote era todo; y yo y mi hermano carlos a quien algo le tenía molesto, y el coche estacionado y el árbol quemado por un rayo, y tere aunque no estaba y los pájaros yéndose muy lejos. esto pensaba la gente cuando decían haz con tu vida un papalote. qué bonito, qué hilo largo, cómo se sostiene.

david había llegado en su coche después de comer, así que no alcanzó a cantarle las mañanitas a carlos, pero sí le trajo su regalo. david siempre llega tarde, pero se compensa por cosas así. lo raro es que esta vez me trajo un regalo a mí también, y le dije gracias y le di un abrazo y no entendía. son papalotes, me dijo cuando los sacamos de las cajas, le hice uno a cada quién. a mí me había tocado uno azul y a mi hermano el rojo. pero entonces carlos me dijo el azul lo quiero yo, y se lo di, porque era su cumpleaños.

después david nos llevó en su coche a la explanada –un terrenito con mucho pasto y un árbol muy alto y quemado, muy cerca de donde vivíamos– y ahí david nos enseñó a volarlos. primero teníamos que salir corriendo, como si nos correteara alguien, y poco a poco dejar que el papalote fuera alejándose.

el mío se levantó muy rápido, como aleteando o como cayéndose hacia arriba, pero el de carlos se quedó ahí, en sus manos. llegó corriendo hasta el final de la explanada y ni un aleteo. lo intentó un par de veces más, y nada pasó, excepto que él se puso a llorar y a acusarme de que yo le había robado el bueno, el pájaro que sí volaba. se llaman papalotes, carlos tonto. rápido fue david a consolarle, a decirle álvaro no hizo nada, a enseñarle cómo tenía que volarse un papalote. sí, que se lo lleve, que haga con su vida un papalote, pero que así se quede, y no atrás del árbol, o tendido en el pasto, así no.

corríamos luego sin papalotes en las manos, y cuando corríamos ya los habíamos olvidado casi por completo, y era justo porque ya empezaba a oscurecer y david nos había dicho que de noche los pájaros no vuelan, y porque a esa hora el juego era más bien el de buscar dónde esconderse, y de ser posible esconderse con tere o muy cerca de ella, y no pensar en rombos y aleteos, porque tere, cuando corría, o más bien, después cuando estaba escondida y respirando mucho, parecía conejo, y en eso algo había de fascinante. entonces yo cuidaba de escondernos muy bien, no porque me preocupara que carlos nos encontrara o no, sino porque mientras mejor nos escondiéramos, más tiempo podría verla y escucharla respirando, asustada, y no importaba si el juego duraba media hora más o para siempre. desde donde estábamos, podíamos ver a carlos que iba y venía, lo distinguíamos por su camisa roja aunque ya estaba oscureciendo. veíamos que estaba muy enojado, y se enojaba más mientras más niños se le iban de las manos y corrían a la base para contarse. era como un coyote, como un lobo, que apenas salía de su cueva o de su jaula. ¿ya salimos, álvaro? no, tere, no, porque los lobos se comen a los conejitos.

¿por qué se enojó tanto? seguro todas las cosas que empiezan allá arriba terminan acá abajo, hechas trizas tras del árbol. al menos ésta sí. nadie andaba pensando ya en el rombo rojo, todos escondidos y jadeantes como estábamos, pero también furiosos. y fuimos a escondernos, pero ya no tan de juego, y sólo uno de nosotros, porque el otro lo buscaba, y el que se escondía estaba detrás del árbol, temblando, y el otro aparecía entonces, le veía, se quedaba inmóvil, también temblando, también sin dar un paso, y era el peor momento, porque ya no importaba quién comía -------, quién huía, quién tenía pedazos de papel entre las manos, cosas rojas, pedazos de roedores o de pájaros.

por cosas como esa no hay que salir, tere. mejor nos quedamos acá, donde no nos vea. pero entonces la explanada se llenó de gritos y de álvaro, álvaro, ven a agarrar a tu hermano, que se está madreando al césar. entonces sí bajé de un salto y tere detrás de mí. vimos desde lejos el color de su playera, que ya era más bien marrón, porque ya era tarde, y también era marrón la mancha en la cara de césar. cuando levanté a carlos, a ese lobo, también a mí me aventó la mordida, su puño me cayó en la sien, y en el cuello su rasguño. dio conmigo en el suelo, y ya teniéndome ahí me dio todavía una patada en el costado y otra en la cara. se fue corriendo, pero yo ya no supe a dónde, porque la boca me sabía a sangre y no sabía siquiera dónde era arriba y dónde era abajo.

haz de tu vida un papalote, un rombo que flota en otro mantel más oscuro, aunque ya tan de noche no se ve muy bien por dónde se va. a veces una rama, a veces una piedra, o un paso dado con demasiada prisa. tierra en la boca, sangre porque se muerde la lengua, pero hay que levantarse y seguir corriendo y esperar los aleteos y no ver nada. el rombo allá arriba casi no se ve, no se le escucha aletear. pero tampoco se le escucha caer, sigue pendiente allá arriba de su hilo, sigue volando, y volando hasta que se lleve el hilo entero y termine quién sabe dónde, atorado entre las ramas de un árbol o abismado. porque nunca se quedan las cosas así. lo que sube, baja y se hace trizas. un puñetazo exige otro de vuelta.

el momento peor es el más largo. toda la boca sabe a sangre, se está mareado. cerca está tere y ya no parece conejo, ya salió del escondite, ya perdió toda la gracia. lo fascinante es ahora mirar hacia arriba o hacia abajo, donde es negro, mientras todo se está quieto, y se hace de la vida un papalote. algo late en la cabeza furiosamente, se jadea. se está sobre lo verde, allá flotando o acá abajo tendido sobre el pasto. se empieza a llorar. qué fácil.

texto: juan carlos garzón
fotografía: dr. góngora

5/19/2006

algo sobre una pintura de remedios varo


¿qué es lo que comes luna?
si me convidaras
sólo un poquito luna,
si yo lo comiera,
¿me brillaría el rostro luna?
d
texto: reverendo malthus

5/18/2006

tres versiones sobre un poema de gregory corso

birthplace revisited

i stand in the dark light in the dark street
and look up at my window, i was born there.
the lights are on; other people are moving about.
i am with raincoat; cigarette in mouth.
hat over eye, hand on gat.
i cross the street and enter the building.
the garbage cans haven’t stopped smelling.
i walk up the first flight; dirty ears
aims a knife at me…
i pump him full of lost watches.

gregory corso


vuelta al lugar natal

me detengo en la obscura luz en la calle obscura
para ver hacia mi ventana, allí donde nací.
las luces están encendidas; otra gente está habitándola.
llevo abrigo, cigarrillo en boca,
sombrero a ras de ojo y mano en el revólver.
atravieso la calle y entro al edificio,
los botes de basura aún apestan.
subo hasta el primer piso; oídos sucios
dirige un cuchillo hacia mí…
rodeado de miradas perdidas le pego un tiro.

traducción: dr. góngora


visita a donde nací

de pie en la luz oscura de la calle oscura
miro hacia arriba, a la ventana, nací en ese lugar.
hay luces encendidas, gente moviéndose por ahí.
puesta la gabardina; cigarro en la boca
sombrero sobre un ojo, mano en el gatillo.
atravieso la calle y entro al edificio.
los botes de basura no dejan de oler.
subo al primer piso; orejas sucias
dirige su cuchillo hacia mí
le disparo lleno de miradas vacías.

traducción: edith esquivel


vuelta al lugar natal

estoy parado bajo la tenue luz en una oscura calle
y alzo la vista hacia mi ventana, nací ahí.
están encendidas las luces, y gente moviéndose.
traigo puesta mi gabardina, un cigarrillo en la boca,
bajo el sombrero los ojos, en el gatillo el dedo.
cruzo la calle directo hacia el edificio,
los botes de basura aun conservan el mismo aroma.
subo al primer piso, orejas sucias
me lanza un cuchillo …
lleno de miradas vacías le disparo.

traducción: d. w. hidalgo


fotografía: dr. góngora

5/16/2006

dos versiones sobre un poema de nezahualcoyotl

in centzontototl

nehhuatl nictlazohtla in centzontototl icuic
nehhuatl nictlazohtla in chalchihuitl itlapal
ihuan in ahhuiac xöchitl nictlazohtla
zan oc cenca nicniuhtzin in tlacatl, nehhuatl nictlazohtla

nezahualcoyotl

versión primera


el ave múltiple

yo amo al ave que es múltiple por su canto
yo amo al jade de verde acabado
junto con ello, la voluptuosa esencia plena de la flor yo amo
mas ante todo y completamente, a mi carnal humano yo amo

traducción: estrella del mar lento y víctor alberto


versión segunda


ave de cuatrocientas voces

yo amo al ave de cuatrocientas voces, su canto
yo amo al jade, sus colores
y también a la flor yo la amo
solamente amo más a mi honorable hermano el hombre.

traducción: d. w. hidalgo

5/15/2006

descarrilador

se puede vivir así
dddddejando crecer plantíos de juncos entre las personas
gastando las noches, de siete a nueve
en los cafés
ddddddddddintentando escribir poesía
navegando entre esta tendencia y otra
pronunciando las comas, brincando del verso al punto
con la misma ropa todos los días
las mismas botas de trabajo azules

ddddddcon quince pesos
y un paquete arrugado de cigarrillos en el bolsillo
ddddddolvidando los horarios fijos, las camisas y corbatas rayadas.

puedo habitar el mundo como un bukowski pirata made in tepito

ddddddsin sexo pero con cigarrillos
ddddddsin alcohol pero con cigarrillos
ddddddsin trabajo pero con cigarrillos
ddddddde uñas largas con cigarrillos
ddddddsin traje sastre y con cigarrillos.

se puede vivir mirando constantemente al piso
dddadivinar su edad
seguir
dddar paso de hormiga
la marcha de los bichejos.

no sé si afuera ocurrirá algo mejor
que me demuestre la existencia del mundo

d mientras sucede
dmientras llega el profeta

seguiré pensando

que así se puede vivir.

texto y fotografía: d. w. hidalgo

5/09/2006

de los pueblos del mundo, mosaico



metáfora de los pueblos del mundo, otra opción; mosaico.k
ppp
pk
texto y fotografía: d. w. hidalgo

5/04/2006

el elote tierno como ejercicio contemplativo

cómo me gustan los elotes.

con mayonesa untada, chile en polvo, queso rayado
sin sal.

esta noche todo es elotes
dialéctica, lógica
poética de elotes hervidos:
mayonesa, chile, queso, sal
ddddddddddddsin polvo, rayado, untado.


el mundo explicándose a mordidas.

el queso
ddddddque se
ddddddddddqueda
dddddddden los labios
y luego
dddddddcae
es una estrella fugaz

manjar de hormigas.

dddddddddla lengua patina
sobre una planicie blanca
dddddd¡mayonesa!

el mundo se va en un elote
enterito y jugoso

se consume
se pierde, truena
se escurre.

¡qué sabrosa es la vida cuando se come un elote!

el universo transcurre en los pellejitos
ddddatorados entre los dientes

ddddddd(((e x p a n d i é n d o s e)))

dddddddmmuullttiipplliiccáánnddoossee

dden un estrecho espacio.

come elotes tiernos pequeña, mira que no hay más metafísica en el mundo que los elotes tiernos.

yo como elotes tiernos con la misma verdad de la seño que los vende.

ella los saca del bote
los ensarta en un palo
los prepara.

y yo tengo mi boca
mi cuerpo
y mi espíritu
listos para la epifanía.

texto y fotografía: d. w. hidalgo

5/03/2006

cojera



mi pie está húmedo de soledad
cansado de escaleras,
ahogado en piel sintética.

hay silencio en la boca abierta
de los escalones derruidos,

mi pie que estuvo zambullido de besos
ahora está inundado de lluvia

húmedo de charco y de gotera.

mi pie que estuvo
entregado a la caricia

y ahora está aburrido
de remedios para la nostalgia,

aburrido de tropezar a ninguna parte

hacia nadie.

con nadie.

todos los días
cargando solo
el peso descomunal
del cuerpo todo
y del zapato,

todo.

texto: edith eguiguren
fotografía: d. w. hidalgo